Al otro lado de las metas

Hoy en día estamos bombardeados con el tema de la fijación de metas. Parece que todo gira alrededor de ellas en cualquier aspecto de nuestra vida, más allá del mundo de los negocios. Pero, ¿qué sucede cuando finalmente alcanzamos esa meta tan deseada? Hoy toca reflexionar sobre cómo gestionarnos a nosotros mismos tras lograr ese logro tan perseguido.

En el deporte, en los negocios, la alimentación… y en prácticamente cualquier aspecto de nuestras vidas, de alguna forma u otra, tenemos una meta en mente que estamos persiguiendo con mayor o menor ahínco.

Cuando empezamos a caminar hacia ese objetivo normalmente lo vemos muy lejano, pero tras mucho esfuerzo y seguro que con muchos errores y aprendizajes, si sigues trabajando con pasión llegará un día en que finalmente alcances esa meta que tan imposible parecía en un principio. Y ojo, que me estoy refiriendo a metas complejas y que llevan un gran camino detrás. Ir a comprar el pan no entraría dentro de esta categoría de metas.

Pero, ¿qué sucede una vez cruzas la línea? ¿qué hay al otro lado? ¿qué hago ahora con mi vida? Estas son preguntas que a todos nos surgen y vamos a tratar de verlas en perspectiva aportando tanto la visión médica que se tiene de este concepto como tratando de aportar  algunos consejos para saber cómo lidiar con esa situación.

La mentira de la llegada y la depresión post olímpica

Cada año parece que surgen nuevos síndromes en el mundo moderno relacionados mayormente con la salud mental, y ahora te voy a hablar concretamente de dos relacionados con alcanzar metas y lo que sucede después en la mente de aquellos que lo logran.

“The Arrival Fallacy” es el término original que yo he traducido libremente como la mentira de la llegada, y fue acuñado por un tal Tal Ben-Shahar, especialista en psicología positiva y liderazgo.

Lo que explica la mentira de la llegada es la falsa creencia que se tiene de que alcanzar una meta nos va a proporcionar la tan ansiada felicidad. Lo cierto es que ese preciso momento en que logras algo aporta una felicidad muy fugaz, que se va tan rápido como llega, y nos deja entonces perdidos y sin saber donde volcar nuestras energías.

También nos describe el problema que se esconde tras alcanzar una meta el llamado Síndrome de depresión post olímpica. Por lo visto es algo muy común entre atletas que consiguen una medalla de oro en las olimpiadas. Y es normal, si lo piensas, imagina la situación: Años de preparación, muchísimas horas de duro trabajo día tras día con un objetivo claro y definido en su mente: conseguir el oro olímpico. Una vez lo alcanzan, muchos atletas entran en una crisis que puede derivar en una grave depresión si no se gestiona correctamente.

Pero bueno, como creo que no es tu caso y seguramente no vayas a ganar una medalla olímpica (ahora es cuando me cierras la boca y ganas una, todo es posible, ¡TODO!), volvamos al terrenal mundo de las metas que se suele fijar cualquier persona como tú y como yo.

Para ti, que eres emprendedor, una gran meta puede ser hacer que ese negocio que tienes en mente funcione. Cuando solo tienes la idea en mente aún lo ves muy lejano. Hay muchísimo trabajo y un largo camino de, al menos, sudor, alguna lágrima y quien sabe si sangre. Pero si eres una persona constante y que no se rinde, antes o después te llegará el momento de saborear las mieles del éxito. Y cuando llegue ese momento vendrá acompañado de esa sensación, síndrome o como quieras llamarlo de sentirse vacío y sin rumbo. ¿Qué podemos hacer para afrontar esa situación? Vamos con algunos consejos.

Qué hacer tras conseguir tu meta

Tiempo para celebrar y reflexionar: Que el mundo vaya cada vez más deprisa no significa que todo en tu vida deba ir al mismo ritmo. Has alcanzado algo impresionante tras mucho trabajo y esfuerzo, ¿por qué no te vas a dar el gusto de premiarte por ello? Tómate un tiempo para descansar, recobrar energías y sobre todo, aprovecha para reflexionar. Mira el camino que has recorrido y todo lo que has aprendido en él. ¿Verdad que ha merecido la pena? ¿Verdad que parece impresionante? Con este ejercicio lo que pretendo es que valores la hazaña que has conseguido, y no pases página tan rápido que ni te des cuenta de todo lo ocurrido. Hacer esto hará que tu meta cobre más valor y perdure más aún en el tiempo.

Mantenimiento de las metas alcanzadas: Vale, has alcanzado tu meta, pero según sea su tipología, quizá requiera cierto mantenimiento. Si tu meta era alcanzar la independencia económica con tu negocio pues claro, el mantenimiento de esa meta requerirá tu atención para que sus resultados no se esfumen. Si era perder 30 kg de peso, evidentemente debes mantener ciertos hábitos para no tirar por la borda todo tu esfuerzo. Aunque no se tenga esa “chispa” que proporciona el momento mágico de alcanzar un logro, debemos tener los pies en la tierra y seguir regando ese árbol que tanto tiempo y dedicación ha requerido para que dé sus frutos.

Búsqueda de nuevas metas: Las metas son necesarias en nuestras vidas. Si me preguntas cual es el sentido de la vida te diría claramente que tener metas y luchar por ellas. No digo alcanzar metas, sino tenerlas. Por desgracia hay mucha gente que vive sin metas, en una especie de modo automático, y desde luego está desencadenando en una insatisfacción que cada vez se da en un mayor número de personas. Ojo, te acabo de decir cual es el sentido de la vida así porque sí, en medio de un post sobre qué hacer tras alcanzar tus metas, ¡no te quejarás!

Pero volviendo al tema, vamos con la búsqueda de nuevas metas. Quizá no sepas qué metas ponerte – es lo más típico – pero ahí tienes ya tu primera meta: Encontrar una meta.

Si, parece que te estoy vendiendo un poco la moto o algo así, pero, ¿qué hay más profundo y de más valor que encontrar una nueva meta? Es una tarea que implica hacer muchas cosas distintas, probarte a ti mismo y salir de tu zona de confort.

Si no sabes que meta fijarte, ¡simplemente prueba cosas diferentes! Nadie va a venir a darte una respuesta, ni yo ni ningún libro. Eres tú quien debe mover el culo e ir probando cosas diferentes hasta dar con algo que te genere una motivación suficiente como para fijarlo como meta.

Ponte una meta imposible: Vale, esta idea puede romper un poco con lo dicho anteriormente y parece un poco radical, pero vamos a explicarlo más detalladamente.

Normalmente se suele seguir la técnica SMART a la hora de fijar objetivos. Esta técnica habla acerca de que los objetivos deben ser específicos, medibles, alcanzables, realistas y definidos en el tiempo. La técnica está bien y puede servir en la mayoría de los casos, pero si nos ponemos metas que a priori pueden parecer imposibles (vale, imposibles, pero dentro de cierta lógica, si tu meta es ir a Marte en una Vespino, te estás pasando de flipado), el hecho de luchar por algo que realmente va a suponerte un reto con mayúsculas hará que tus aprendizajes sean infinitamente mejores.

Eso si, esta meta imposible debe ser una meta que realmente te apasione, y no una meta fijada al tun tun. De lo que se trata es que disfrutes el camino (si, está muy manida esta frase, lo sé) y que aprendas y disfrutes en cada paso.

Y con esta serie de consejos terminamos el episodio de hoy, de nuevo bastante reflexivo, pero creo que necesario. Ya sea para emprender o para cualquier ámbito de tu vida, necesitarás las metas para que todo tenga sentido. No tengas miedo a lo que hay al otro lado de la meta, porque nuevos caminos te esperan, ¡búscalos!

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