NED #17. Aventuras camboyanas

¡Muy buenos días! Ya es viernes, o puede que incluso sábado, quien sabe, pero es igual, llega el momento en el que cada semana hablo de forma más reflexiva sobre cada vez cosas más variadas. ¿Esto es bueno?¿Malo? No estoy seguro, pero a ti te gusta, a mi aún más, así que vamos con ello.

Primer programa de viernes que grabo desde Camboya, país en el que llevo dos días y estoy y ya flipando bastante con todo lo vivido y aprendido.

Y si, hoy te adelanto desde este momento me voy a centrar en hablar sobre mi experiencia y aprendizajes, que seguro que sacas algo en claro o al menos te entretienes un rato.

Antes de nada te pongo en situación. Yo aquí presente, persona que ha viajado nada y menos por el mundo y que vive en un pequeño pueblo de apenas 250 habitantes, se planta a 11.000 km de distancia y en un país tan culturalmente distinto como lo es Camboya.

Para empezar el viaje ha sido el más largo que he hecho nunca, te lo voy a explicar. En primer lugar tomé un tren AVE a Madrid (dos horas y poco), después al aeropuerto con un par de horas de antelación, vuelo a Londres (dos horas y pico), de Londres a Bangkok (puede que unas doce horas) y finalmente de Bangkok a Phnom Penh (una hora y algo).

Ya he descubierto en este viaje lo pesados que son los controles de los aeropuertos, que dormir en un avión es imposible para mi, que las maletas se pierden pero a veces se recuperan y que en los vuelos camboyanos ponen pato en el menú.

Desde luego lo que me supuso mayor problema fue el que perdiesen mi equipaje. Llevaba toda mi ropa y mis cosas de aseo, y caminar con un maletín, una cazadora en la mano y ropa poco veraniega es una mala idea en esta ciudad. Afortunadamente hoy pude recuperar mi maleta así que un problema menos.

Hablemos ahora sobre Camboya. Nada más salir de aeropuerto y encontrarme al fin con la persona responsable de que esté aquí (al cual le tengo que agradecer esta oportunidad) nos fuimos en tuk tuk en busqueda de un piso para mi. Por si no sabes lo que es, un tuk tuk no es más que una especie de moto de tres ruedas con espacio detrás para pasajeros. Cuando nos subimos en él mis ojos lloraban, aunque no de alegría, más bien es que se estaban acostumbrando a la contaminación del tráfico de esta ciudad. Respirar aquí puede que sea el equivalente a fumarse varios cigarrillos, pero bien merece la pena por todo lo que estoy viviendo.

Phnom penh es una ciudad caótica y llena de contrastes. Se podría decir que es un desorden organizado. Por ejemplo, para cruzar la calle no esperes en un paso de cebra (alguno hay, aunque no demasiados), tu simplemente tienes que caminar lentamente deslizándote entre los coches. Importante remarcar lo de lentamente, ya que es el estilo que aquí se marca, si te pones a correr entre el tráfico para evitar un atropello precisamente es lo que conseguirás. Es lo que decía de la organización dentro del desorden. Si tu van en moto y te quieres saltar un semáforo, colarte por la acera para adelantar o hacer un cambio de sentido en cualquier lado, puedes hacerlo sin que nadie te diga nada, eso si, lentamente, sin prisas.

Por cierto, mi amigo me recomendó una app para pedir tuk tuks que es la bomba. Es su Uber, por así decirlo, y funciona de fábula. Solo tienes que pedirlo y en apenas dos minutos seguro que tienes un tuk tuk esperándote donde quiera que estés. Además, son bastante económicos. Yo en mi último viaje pagué algo así como un dólar y medio, por un viaje de 15 minutos.

La verdad es que son bastante necesarios a pesar de que las distancias no sean demasiado largas. A mi me gustaría patearme la ciudad , pero en la mayor parte de la urbe es bastante engorroso. Las aceras brillan por su ausencia, y cuando hay suelen estar ocupadas por coches o puestos de comida. Además, el calor aprieta durante todo el día. Las temperaturas oscilan entre 25 y 35 grados según el momento del día, así que el calor es constante.

Te acabo de decir que he pagado en dólares en Camboya, y es que aquí el tema del dinero tiene su truco. Normalmente se utilizan dólares americanos para pagar todo, aunque para cantidades pequeñas (uno o dos dólares) puedes utilizar los rieles, la moneda local.

Es normal liarse al principio, porque yo, por ejemplo, he hecho algunas compras en las que he pagado con dólares y el cambio me lo han devuelto parte en dólares y parte en rieles, así que ojo con las matemáticas.

Hablemos ahora un poco de la zona de confort. Si, ya se que está muy visto esto de salir de la zona de confort, pero bueno, te voy a contar mi experiencia. Ayer me enfrenté a mi primera prueba seria. Puede que para la mayoría sea una tontería, no lo sé, pero para mi si que supuso ciertos riesgos. De repente me encontraba yo solo en un tuk tuk, llevándome a una dirección que no conocía, para encontrarme con un contacto de una persona con la que acababa de hablar por primera vez mediante un grupo de Facebook de alquileres en Camboya. Me imagino la misma situación es España y el tiempo de investigación y análisis que me hubiera tomado, ya que soy una persona que me gusta tener todo bajo control y le doy muchas vueltas a cualquier asunto.

Tuve mis momentos de tensión, ya que cuando el tuk tuk me recogió, ahí estaba yo, en plena noche camboyana, en medio de una calle atestada de tráfico, cargado con mi recuperada maleta, mi maletín y llamando a un teléfono al que nadie contestaba.

Afortunadamente, pude contactar con la persona que alquilaba el piso y me guió hasta la dirección correcta, donde me encontré con una madre camboyana y sus dos hijas, que son las encargadas de llevar el alquiler del piso.

Fueron muy amables conmigo, me dieron algunos consejos y firmamos finalmente el contrato. Me está sorprendiendo el nivel de inglés de la gente camboyana con la que estoy intereactuando, ¡ya quisiera yo ese nivel!

Y una cosa más. Estoy viendo la importancia del móvil aquí para todo. No solo para los mapas, sino para el tema de transporte, convertir dinero, encontrar cualquier cosa… él me lo da todo pero también me lo puede quitar, ya que no quiero ni imaginarme que pasaría si me quedo sin móvil cuando esté por la calle. Para alguien precavido como yo creo que es bueno tener un plan b así que siempre saldré con efectivo en mi bolsillo y un papel con varias direcciones clave.

Solo llevo un par de días aquí y tengo para contar mil historias, podría estar hablando horas, pero no quiero aburrirte.

Este episodio me servirá para probar si os interesa que hable los próximos viernes sobre mi estancia en Camboya o queréis que cambie de tema. Créeme, tengo mucho material sobre lo que estoy viendo y viviendo en este país que me encantaría compartir contigo.

¡Saludos desde Camboya!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *